viernes, 6 de mayo de 2011

SOBRE LA PAZ

SOBRE LA PAZ




LA VERDADERA PAZ

El clima del hogar debe ser pacífico, y las inevitables peleas infantiles nos deben llevar siempre a una reflexión oportuna sobre la paz y la no violencia. Debemos demostrar con la práctica diaria que el acuerdo, el diálogo, el acercamiento afectuoso ahorran violencia y aportan paz.
Asimismo, siempre que sea posible, debemos insistir en que ser bueno, ser pacífico y ser portador de paz no significa ser tonto; todo lo contrario: hay que ser muy fuerte para trabajar por la paz; es mucho más fácil trabajar para la discordia.


Nuestra actitud será siempre pacífica y pacifista; y si perdemos el autocontrol y tomamos una actitud agresiva, que todo es posible, rápidamente debemos pedir perdón y reconocer que a veces los nervios nos traicionan, pero que éste no es el buen camino para la convivencia. De esta manera, daremos dos lecciones a la vez: de paz y de humildad.
Sin embargo, y con verdadero pesar, no debemos ocultar a los pequeños que la injusticia debe ser rechazada, como último recurso, con la violencia. Como reconoce el proemio de la Declaración de los Derechos Humanos: sólo el respeto a la justicia conseguirá "...que el hombre no se vea empujado, como último recurso, a la sublevación contra la tiranía y la opresión".
De todas formas, la legítima defensa debe ser siempre legítima y defensa.

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