sábado, 30 de marzo de 2013

Enviarle una oración agitada a Dios para que nos saque de un problema en el cual nos hemos envuelto sin antes buscar su rostro y movernos según su santa voluntad no nos dará ninguna seguridad de que Dios está comprometido a resolver nuestro problema aunque nuestro Dios es tan bueno y misericordioso que a pesar de nuestra falta de sometimiento a él, hace muchas cosas a favor nuestro a pesar de que no lo merecemos.
Celebramos la "entrada triunfal" del Señor en nuestra vida y Hosanna sigue sonando como grito de esperanza, búsqueda necesaria de salvación y bendición de lo alto. Decimos Hosanna y el corazón se llena de gratitud al recordar la antesala de la pasión y el sufrimiento del que moriría en la cruz para cambiar los destinos del pecador sin esperanzas. Hosanna fue un clamor desesperado que extendió sus ecos con los martillazos de los clavos sobre el madero para que el mundo tuviera entrada a la salvación. ¡Qué pena que sólo exclamamos Hosanna por estos días!